24.2.11

Breath





¿Y qué pasa si me canso de que cambies de parecer según te convenga? 
Hoy simplemente no quiero hablar de ti. Porque al parecer tu opinión es la única que cuenta.
Déjame un tiempo sola, acabaré echándote de menos, como de costumbre. 

22.2.11

Analízame.




-Pero…todo esto, podrías ahorrártelo.

-Quizás quiero decírtelo.
-No, quieres saber mi reacción al decírmelo, y yo no sé que decirte.
-Después de todo este tiempo… ¿No sabes que decirme?
-No, esto es justamente lo que estuve evitando, y ahora, no tengo palabras.


17.2.11

~ Por las calles de Manhattan ||



Tan sólo hacia dos semanas que estaba en la luminosa Manhattan, de vuelta. Me encontraba con sus calles mojadas, con su perfecto invierno.

Recordaba las veces en las que le dije “La medida de mi tiempo es estar o no estar contigo.”  Y ahora… no sabía que fue de él, ni en mi ausencia ni en mi llegada. Tenía tanto miedo de volver a verle, recordar sus besos de desayuno y las noches en vela desnudándonos el alma…

Por no recordar nuestra despedida, en la que ni se atrevió a besarme por última vez y desde entonces… era como si nunca hubiéramos existido, ni el para mi, ni yo para él.

Sumida en mis pensamientos me pareció escuchar su voz, supongo que le echaba tanto de menos que… Sentí como tiraban de mi brazo, me giré rápidamente, no supe ni articular palabra…era él.

Me recompuse, le abracé no podía parar de sonreír al volver a ver su mueca hacia el lado, mi preferida.

Fuimos a nuestra cafetería, casi por inercia. No pude parar de hablarle de mi trabajo en Inglaterra, ni de mi estancia allí. No quería entrar en ningún tema sentimental, quería seguir en mi ignorancia, sin saber si él había pensado tanto en mí como yo en él. Aun que sonriera como una estúpida cada vez que me rozara. Pero en la cafetería ya estaban cerrando, y Manhattan ya se iba a dormir. ¿Volvería a verle?

15.2.11

~Por las calles de Manhattan |



Tarde lluviosa en Manhattan, típica de su invierno. Me disponía a salir para apreciar sus preciosas luces, sus increíbles paisajes, y para comprar algo de cenar, de paso.
Entre tanta humanidad no esperaba encontrarme con sus ojos azules, otra vez, Destacaba sobre todas las personas, llevaba un gorro negro, que resaltaba con su pelo rubio. Seguía tan perfecta como siempre. 
Sin pensármelo dos veces, estrepitoso corrí hacia ella, quería saber si de verdad se trataba de ella- se había ido de la ciudad. ¿Qué hacía aquí? ¿Por qué no me llamó?- Empuje, casi me tropiezo y casi tiro al suelo a varias personas, y cuando la tenía tan cerca, casi podía rozarla, me acerqué despacio. -¿Helen?- grité, no pude evitarlo. Se quedó petrificada, no supo que responderme, sus labios se curvaban…Lo que decía, seguía tan perfecta como siempre, su sonrisa era capaz de iluminar toda la ciudad.
Me abrazó, se le iluminó la cara al verme, seguramente por las luces de Manhattan, pero también porque me había echado de menos, tanto como yo a ella, seguro.
Se pasó toda a tarde hablándome de tu estancia en Inglaterra, a la luz del fuego de la cafetería, tantos recuerdos en ese sillón… Pero yo me moría de ganas por saber cuanto tiempo se quedaría, saber si le latía el corazón tan rápido como a mí, y saber si recordaba cuando bailábamos en la carretera o cuando la despertaba con cosquillas. Pero las horas se consumían como la espuma de mi café.
Nos quedamos allí hasta que empezaron a apagar las luces, a llevarse las tazas, a pedirnos la cuenta… Y eso significaba que tenía que despedirme de ella, y a saber cuando podría volver a ver sus ojos cielo...
Las luces de Manhattan se apagaban tanto como mis esperanzas de que se quedara…

12.2.11

Gone, play on...


Siempre me gustó esto, siempre tuve cierta atracción por tus estrategias caprichosas, por tu aprecio temporal, por tu bipolarismo contradictorio.
Y a ti te gustaba ver como mi pulso se aceleraba cuando empezaba a temblar al volver a verte, que no podía soportar las ganas de gritarte lo mucho que te necesitaba, y me dejaba llevar… a pesar de que sabía qué harías lo mismo, la misma jugada, antes de empezar sabías que volvería a perder… Entregándotelo todo sin condiciones, sin explicaciones, rompiéndome en pedazos, otra vez…


Y nunca se acaba, viene y va… 




6.2.11

Lo no tan desconocido...

Frente al espejo: ¿Qué ves? Sí, te gustas. Te gustan los rasgos de tu cara circular, tus ojos azul oscuro casi negro, atípicos, tu nariz pequeña, el centro de tu rostro y las comisuras de tus labios que muestran tus dientes regulares, por no mencionar las ondulaciones de tu pelo, que complementan cada curva de tu cuerpo... Pero no me refiero a tu físico.

Mírate, fíjate que es así como a ti te gusta ver a las personas, y es así como quieres que te vean, es tu mecanismo de defensa.  
Yo sólo te diré… Consume más de mi cigarrillo, finge tus nervios con una sonrisa, y convéncete de que no estoy presente en todos tus pensamientos, puedes engañarte a ti misma, pero a mí no.
Porque aun que disfraces tus sentimientos de emociones placenteras, no desaparecerán y yo los veo. 
Quizás porque tú me dejas que los vea, o porque no puedes ocultármelos.