16.7.11

Edén





Suena el canto de un coro. Creí morirme en ese momento. Mi cuerpo rodeaba la atmósfera, los astros me rodeaban. La constelación nos observaba allí. En el universo paralelo en el que se suspendía mi cuerpo. ¿En qué momento fui a parar aquí? Tan sólo recuerdo el sonido de las personas aclamándome. Me elevo, me envuelvo en mi propio pelo, en mi materia, en mi esencia. ¿Estoy en el Edén? ¿Acaso eso existe? Me siento completa, cómo si mi alma se separara de mi cuerpo. ¿Por qué te empeñas en negar lo que sientes? Si es lo que medita tu cuerpo y tu mente. Mi piel se separa poco a poco de mis carnes y rompen mis huesos. Soy real, esto es real, aunque tú no lo veas.
Desciendo. Me deslizo por las corrientes de sal, punteo por el agua cristalina y ahora, hago un giro de trescientos sesenta grados. Soy bailarina del mar, ellos creen en mí. Tomo aliento, me alzo hacia el acantilado. Ellos quieren oír mi clamor, ellos cantan por mí. Hola, tierra, ¿Sientes mis pies? Se sostienen gracias a ti. Entierro mis manos en ella, las lleno, la realzo, se expande por todos los rincones de este paisaje ilógico. La recoge el viento, y a mí. El aire me lleva, recorro los parajes, los sitios más recónditos, me da el último soplo, empiezo a notar calor, algo me dice que se acerca el fin del viaje. Un huracán me empujó hasta aquí, el ambiente es tenue y oscuro, siento un fervor ardor subiendo por mis escamas, mi piel desaparece, se quema. El coro aun se escucha, ahora más alto, con más ganas. Me desprendo con el fuego, el aire, el viento…
Nunca me he sentido tan viva. 

1 comentario:

  1. Bra-vo. No puedo comentar nada más porque, básicamente, estoy sin palabras.

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