Podría guardar todos mis momentos contigo en un sitio concreto.
Esa habitación era nuestra, no sólo por la cantidad de veces que nos reencontramos en esas paredes azul oscuro que acompañaban a la sensación inocente que producían tus ojos en mí, y que en seguida tú transformabas en picardía. Sino porque sabía que cada noche efímera que me brindaras, yo sería tuya. En esas sábanas, en esos mismos lienzos que poseían el perfume antiguo del hotel. A pesar de que el resplandor de tu mirada se apagaba como las lámparas del hostal, puesto que tus ganas se consumían conforme mis gemidos menguaban. Pero yo me dejaba fundir en tu piel tatuada y permitía que tus manos me poseyeran. Y mientras yo desprendía por todos mis poros mis emociones, tú, te guardabas las tuyas.
Gesticulabas tu media sonrisa y te largabas.
Y yo siempre, después de tus agrias despedidas, me pregunto: ¿No sabes amar más allá de estas cuatro paredes?
Hola:)
ResponderEliminarMe encanta el blog, te sigo!
Lo he encontrado en "duna loves" jiji
Un besito, el texto está geniaaaal
hola! yo también te he encontrado por Duna Loves, me gusta tu blog y este texto es precioso:)
ResponderEliminary bueno.. un comentario de él, igual no quiere amar más allá de esas cuatro paredes, así reservarse solo para tí:)
unbesito:) te sigo!
:)
Regalito para ti en mi blog :)
ResponderEliminarME ha encado este texto, no sé si ha sido por el recital de Duna Loves, o porque realmente es genial, te sigo, espero que pases por el mío, un saludo!
ResponderEliminarA veces esas cuatro paredes resultan ser el escenario perfecto para una gran obra.
ResponderEliminarPreciosa entrada en su conjunto :)
La del anterior comentario era yo :)
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